Son granos negros, famosos en la tierra venezolana, en siglos pasados, solían servirse al desayuno, almuerzo y cena. Eran como un acompañante inseparable de cualquier comida como el arroz blanco o como la arepa y parte del pabellón criollo.

Contienen más fibra, calcio, hierro, potasio y ácido fólico que las caraotas rojas o blancas y son más difíciles de digerir. Suelen prepararse hirviendo las caraotas hasta que tomen un contextura blanda.

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